Consumada las elecciones en la mayoría de los municipios de la Provincia de Córdoba, se dejó atrás el tiempo de las promesas, dando paso al cumplimiento de las mismas.
Uno de los puntos infaltables en la agenda de los intendentes, es resolver la postergación que sufren los municipios en la ejecución de la obra de infraestructura, ya sea por una mala administración de los fondos públicos, o por un problema financiero, atento el crecimiento de los municipios causado por la pujanza económica de la región ser mayor que la asignación del presupuesto que se destina para acompañar dicho crecimiento.
Frente a este panorama nuestros intendentes sólo tienen dos alternativas, o generar sus propios recursos y aplicarlos al desarrollo de su ciudad, o quedar en el ostracismo, relegados del crecimiento, para vivir en ciudades sin cloacas, gas, asfalto, desagües, etcétera.
Si los gobernantes optan por el crecimiento, no les queda otra opción que recurrir a la dificultosa y escasa alternativa del financiamiento, que no es lo mismo que la subvención.
Ahora, cuando hablo de financiamiento municipal, hablo de un endeudamiento responsable, es decir, tomando dinero vía Mercado de Capitales para un proyecto determinado con capacidad de repago, realizando una excelente administración y una rendición de cuentas periódica del uso de ese dinero, y con un control externo adecuado … ah, me olvidaba, y que el intendendente que tomo el préstamo los devuelva antes de la finalización de su período.
Ustedes se preguntarán si esto es viable en un país de incumplimientos cotidianos, y la respuesta es que se debe mirar el modelo que se organizó, estructuró y se está llevando adelante en forma exitosa en la Municipalidad de Marcos Juárez, primer municipio en recurrir al Mercado de Capitales después del default del 2001, y en un puñado de intendentes, ahora electos, que ya están trabajando en el tema.
Como se realiza esto?. Mediante lo que yo doy a llamar Sistema de Financiamiento Regional Cerrado, estructurado y organizado mediante una variada gama de instrumentos jurídico-financieros, pensados para lograr autosuficiencia municipal. Es decir, el municipio determina la obra de infraestructura con repago. El dinero para la ejecución de la misma lo ponen los ciudadanos del municipio. La obra se licita entre empresas de la ciudad, generando rentabilidad a las mismas y mano de obra real. La compra de los materiales para la construcción de las obras se licita entre los empresarios de la ciudad. Se ejecuta la obra. Se le cobra a los frentistas. La rentabilidad del préstamo se la llevan los inversores/vecinos. Los vecinos marginados por falta de recursos ingresan dentro del sistema de calles asfaltadas, cloacas, gas, etcétera. Y el municipio crece con obras de infraestructura.