Es por todos conocida la necesidad de contar con medidas orientadas a promover la inversión productiva, y que para ello se hace imprescindible procurar sinergia entre el sector público y el privado, requiriendo indefectiblemente del mercado de capitales, como medio para financiar los proyectos de inversión que generen cadenas de valor en las economías regionales del país.
Uno de los ejemplos más claro y conciso de la aplicación de este sistema es lo que actualmente se está haciendo el la Ciudad de Marcos Juárez, Córdoba. Municipio este de 25.000 habitantes, bien manejada políticamente, y con una pujanza empresarial admirable, que excede los desarrollos agrícola ganaderos, abarcando otras áreas comerciales que bien pueden desarrollarse en cualquier otro sector de la provincia.
Atento el crecimiento que está teniendo la ciudad, el gobierno tuvo la inquietud de dar un paso delante respecto de los sistemas de financiación públicos tradicionales, históricamente librados a la buena o mala relación con la administración pública nacional y/o provincial de turno.
Ante la necesidad de realizar obras de infraestructura con repago de forma más agresiva, organizó y estructuró un fideicomiso financiero público, el cual fue aprobado por unanimidad en el Consejo Deliberante, para obtener dos millones y medio de pesos del mercado de capitales, y aplicarlo a la ejecución desagües, cloacas y asfalta en 70 cuadras, y poder realizar la obra en pocos meses, y pagar su deuda en cuatro años, igual al tiempo que le llevaría hacer las 70 cuadras al ritmo que venía trabajando de acuerdo al flujo de fondos asignado en el presupuesto a ese fin, es decir, 1,5 cuadra por mes, logrando así poder hacer la obra, y una vez hecha, cobrársela a los frentistas, que gustosos cumplirán con las mejoras que dignifican sus vidas cotidianas.
Pero la instrumentación de esta ingeniería jurídico financiera moderna no se agota allí, ya que la colocación de los títulos de deuda será hecha en su gran mayoría entre los mismos empresarios y vecinos de Marcos Juárez, orgullosos del crecimiento de su ciudad, quienes apoyan al Municipio y obtienen una rentabilidad garantizada por las bondades que provee el fideicomiso financiero.
En conclusión, se pensó, estructuró, organizó y se está llevando a cabo, un sistema regional cerrado en donde todo queda adentro del Municipio. El dinero lo ponen los ciudadanos marcojuarneces. La rentabilidad se la llevan los mismos. La obra se licita entre empresas de la ciudad, generando rentabilidad a las mismas y mano de obra real. Todos los materiales para la construcción de las obras se compran a los empresarios del sector que tienen sus negocios en la ciudad. Los frentistas marginados entran dentro del sistema de calles asfaltadas, cloacas y agua. Y el Municipio crece con obras de infraestructura. Todo ello, gracias a ideas progresistas, buen asesoramiento jurídico-financiero, y la indispensable sinergia generada por el sector público y privado, ordenado bajo la estructuración de una de las variantes que nos provee el fideicomiso financiero, en este caso público, y su consecuente colocación de la deuda y obtención del dinero vía Mercado de Capitales.
Publicada originalmente por el CPCE Córdoba, Argentina